En el Poder Judicial de Quintana Roo las cosas no cambian ni se transforman, pero persiste el sospechosismo en la conducta de los magistrados.
La “última” es que el Tribunal Superior de Justicia (TSJ) de Quintana Roo, a través del magistrado Mario Aguilar Laguardia, otorgó una suspensión definitiva a Sergio Zapata Vales en el “caso Andara”.
Y el sospechosismo empieza por la coincidencia de que Sergio Zapata es primo de Mario Aguilar. Pero ahí no acaba todo.
La suspensión fue otorgada aún conociendo que un Tribunal Colegiado, con mayor jerarquía dentro del TSJ, emitió una sentencia firme y con cosa juzgada que ordena conectar al fraccionamiento a la CAPA.
Es decir, se intenta evadir, mediante triquiñuelas, la aplicación de una sentencia de un Tribunal Colegiado, que es una instancia federal, lo que podría añadir matices de escándalo al asunto.
El truco radica en que esta suspensión pretende entorpecer la consumación de una sentencia federal que ya está en fase de ejecución.
Otro detalle es que Aguilar Laguardia, aparte de ser familiar directo del sentenciado, también reside actualmente en el complejo residencial, sin pagar cuotas de mantenimiento ni cobros excesivos por el agua.
Además, es obvio señalar que el magistrado estaría incurriendo en conflicto de intereses.