Hugo Martoccia
La noticia esta vez no viene desde Palacio de Gobierno sino desde las calles. Los variopintos operadores políticos del marismo en Cancún bajan la instrucción de que “hay que apoyar a Anahí”. La referencia, por supuesto, es para la diputada federal Anahí González, y apunta a la candidatura de MORENA a la presidencia municipal de Benito Juárez en 2024
El plan contiene su lado B, que sería la posibilidad de que la candidatura fuese para un hombre, y allí aparece el nombre del también diputado federal, Alberto Batún. El combo lo completa una posible candidatura a la senaduría para el diputado local Humberto Aldana. O sea, todos maristas “puros”.
Un operador estelar del combo Anahí – Batun es Jorge Sanen, presidente del Consejo Estatal de MORENA y otro marista explícito; los que escuchan a Sanen deducen que están escuchando a Mara y operan en consecuencia.
Un poco más allá, en una suerte de segundo círculo del marismo, consideran que aún no hay nada oficial, pero que hay evidencias. Una de las personas con más poder en el morenismo y con acceso directo a Mara, dijo: “Lo de Anahí es sabido, aunque una instrucción de operarle no hay. Pero lo leemos entre líneas”. Lo de Batun y Aldana no lo reconoce como un hecho.
Hasta ahí lo que se escucha en la estructuras morenistas, que está avalado por la constante presencia de esos personajes políticos al lado de la gobernadora Mara Lezama. Pero, también hay que decirlo, nadie ha escuchado a Mara hablar del tema.
PREGUNTAS CON Y SIN RESPUESTA
Con ese escenario marcado, algunas preguntas surgen solas.
¿Por qué debería haber un Plan B en Cancún, si se supone que el Plan A es el objetivo? Simple. Porque hoy, las encuestas dicen que la senadora Marybel Villegas va arriba y Anahí no podría competir contra ella. Si es así, la gobernadora buscará que MORENA cambie el género de la candidatura a la presidencia municipal, y sea para un hombre.
¿Por qué ese hombre sería Batún, y no, por ejemplo, Jorge Aguilar o Salvador Diego? Esa respuesta nadie la tiene aún.
Otra pregunta sería ¿Qué pasa con los verdes? El Partido de Jorge Emilio González Martinez considera que el acuerdo desde 2021, cuando la suplencia de la presidencia municipal de Mara Lezama quedó en manos de Ana Paty Peralta, es que ellos se quedan con Cancún.
Pero parece que Mara no entendió el acuerdo de la misma manera (o ese acuerdo no fue tan explicito, o, incluso, nunca existió) porque la gobernadora dice que nadie le va a arrebatar Benito Juárez. Algunos arriesgan, incluso, que la gobernadora cada día consulta menos decisiones con otra gente, y que varios acuerdos se han reescrito. Y eso incluye a sus antiguos aliados.
No sería, debe decirse, una postura anormal. La gobernadora absorbe cada día más poder. Y además tiene una forma personalista de gobernar, que hace que todo deba moverse alrededor de ella, y que nada se mueva sin que ella lo apruebe.
BUENAS Y MALAS NOTICIAS
El proyecto Anahí – Batún tiene algunas aristas buenas y otras malas.
Una buena noticia es que ambos pueden considerarse morenos de pura cepa. Una mala noticia es que ninguno supera el dígito en intención de voto para 2024. Hasta ahora, el proyecto sólo apunta a lograr una transferencia de votos desde AMLO y Mara hacia ellos.
Ambos diputados ya saben lo que eso significa, y no les ha ido mal. Hasta hoy, el lopezobradorismo funciona como una cascada de votos que moja a quien esté debajo, sea quien sea. Lo de Anahí es paradigmático de eso. Fue candidata a diputada por el distrito del sur del estado, donde nadie la conocía, pero la fuerza de los votos de AMLO la transformó en la candidata más votada de Quintana Roo.
NÚMEROS
¿Puede repetirse eso en Cancún? No es tan fácil, y Mara lo sabe. La reelección como alcaldesa de la hoy gobernadora, en 2021, fue u proceso complejo. Mara requirió de operación política previa para que la oposición se dividiera y le despejara el camino. De otra manera, su triunfo hubiese estado en riesgo. Y lo dicen los números.
Mara obtuvo poco más de 101 mil votos, el 41.2%. Jesus Pool Moo (PAN, PRD) e Isaac Janix (Fuerza por Mexico) lograron entre ambos 98 mil votos, casi el 40%. Y si se suma el PRI, con sus 14 mil 500 votos (5.9%) superaban a Mara.
Alguien puede alegar que Janix ahora es parte del marismo. Es cierto, pero no se llevó sus votos. A Janix, en la elección de 2022 en el distrito 8, lo hicieron ganar los votos de la 4T, que, como ya se dijo, hasta hoy soporta cualquier nombre en la boleta.
Pero los votos de Janix en Cancún eran profundamente anti Mara, y ahora buscan un nuevo proyecto que los represente.
EL MARISMO
Una situación que no causa mucha gracia del combo Anahí – Batún, y ahí entra también Aldana, es que empieza a representar la construcción de un marismo cerrado, en donde hay espacio para todos (hasta para los neojoaquinistas que ya no deberían estar) pero las candidaturas son siempre para los mismos.
Unos dicen que eso es porque Mara sólo confía en aquellos que le demuestran lealtad acrítica. Otros dicen que no es así; que sólo construye poder como cualquiera: con aquellos en quienes se puede respaldar.
Como sea, es evidente que hay un grupo a su alrededor que recibe más atenciones políticas que los otros. Ellos serán parte de la columna vertebral del marismo post AMLO, del que se habló aquí la semana pasada, que incluirá por igual a unos y a otros, pero que seguramente generará su propia “casta divina”.
VERDE Y PT
Otro tema es cómo reciben en los aliados de MORENA en la 4T la decisión de Mara de impulsar a Anahí.
Del Verde, ya dijimos que considera que Cancún le corresponde por derecho propio. Más allá de los acuerdos de cúpula, los verdes se mueven en las calles pensando que no sólo deben convencer a Jorge Emilio sino también a la gobernadora.
Ana Paty, por ejemplo, entiende que el camino para buscar su reelección es sólo dejar correr el tiempo y convencer a ambos de que ella es la mejor opción. Pablo Bustamante hace su juego, pero también apunta a una diputación federal. Nadie lo puede descartar: maneja un presupuesto de mil millones de pesos en Desarrollo Social.
Por el lado del PT hay caras largas. El partido, un antiguo aliado de AMLO, está totalmente relegado en la 4T local. No tiene posiciones reales de poder ni de presupuesto, y ninguno de sus cuadros es tomado en cuenta por Mara. Ni siquiera Hugo Alday, un ex funcionario de la gobernadora.
En ese sentido, lo que pasó en Coahuila esta semana puede ser una señal de alerta para el marismo. El PT decidió irse por su lado en la elección por la gubernatura con un candidato desilusionado de MORENA.
Si no se trata de uno de esos acuerdos que hace AMLO con personajes locales impresentables (por ejemplo, entregar Coahuila a cambio de algo) es una señal de problemas. Y no será la primera. Cuando López Obrador se vaya del poder, MORENA y la 4T ya no serán lo que son.
En ese escenario a futuro, que Mara ya ha comprendido muy bien, lo único que la gobernadora tiene más que claro es que no puede perder Cancún, que es su cuna política. Una derrota allí sería un golpe devastador para su proyecto político.
¿Es Anahí la adecuada para cargar en sus espaldas esa enorme responsabilidad? Mara parece creer que sí.