Por: Francisco J. Rosado May
fjrmay@hotmail.com
La semana pasada se hizo un anuncio muy importante en materia de economía. La Reserva Federal de Estados Unidos incrementó la tasa de interés en 0.75%, algo que no se veía desde 1994. Hay consenso entre los expertos que el Banco de México tomará una decisión semejante en su reunión del 23 de junio próximo, con lo que llegaría a un nivel de 7.75%. Estos aumentos suceden en el contexto de que en ambos países la inflación ronda el 8%, con crecimiento del PIB menor al 2% pronosticado para el 2022, y el peso a la baja. Nada halagüeño, ¿qué hacer?
El aumento de la tasa de interés, y se esperan más, pretende controlar la inflación. El dinero en el banco ganaría más intereses, pero los préstamos y las tarjetas de crédito también pagarían mayores intereses. Al controlar el monto del dinero circulando se espera reducir la demanda y así controlar la carestía de productos; la expectativa es que a menor demanda mayor probabilidad de mantener o bajar precios. Sin embargo, la medida también puede tener un efecto negativo de alta preocupación: la recesión; es decir una reducción o pérdida generalizada de toda actividad económica de un país o región.
De hecho, ya hay voces alertando y preparando escenarios de recesión para varios países, incluyendo México. Las altas tasas de interés pueden contraer la inversión afectando la empleabilidad y la cantidad que se puede pagar a los trabajadores. Si la disminución de la actividad económica, causada por la recesión, se prolonga demasiado tiempo, entonces se tendría una contracción económica que puede traducirse en un PIB negativo. Nada halagüeño, ¿qué hacer?
Una parte importante que explica lo anterior es, curiosamente, la globalización. El Covid hizo muy visible la fragilidad de las cadenas de suministros de insumos y productos que se mueven de un lugar, muchas veces muy distante, a otro. Es decir, en un punto del planeta se necesita un producto que se genera en otro punto, pero en ese punto no hay condiciones para hacer el envío, entonces la cadena de suministro se deteriora. También sucede lo contrario; en un punto del planeta están listos los suministros, pero en el punto del consumo no lo están, la cadena se deteriora también. La poca mano de obra disponible y el bajón en el consumo, por la pandemia, implicó un cambio en la economía. México y muchos otros países tuvieron crecimiento negativo de su economía.
Hoy la pandemia está más o menos controlada, pero la inestabilidad en varios países y la guerra en Ucrania, no permiten una mayor estabilidad de las cadenas productivas y de suministro, y por tanto hay un afecto negativo en la economía.
En México la inflación se ha estado manejando principalmente a través de evitar un aumento mayor de precios mediante el subsidio a la gasolina. ¿Cuánto tardará este efecto benéfico?, depende de la recuperación de otros componentes de la economía. Esos otros componentes se ven presionados por el aumento en la tasa de interés, la disminución de la capacidad económica de los Estados Unidos y la presión sobre el tipo de cambio peso-dólar, en detrimento del peso. Nada halagüeño, ¿qué hacer?
¿Por qué no pensar en fortalecer las economías locales y, al mismo tiempo, diseñar no solo cadenas sino redes de suministro locales? Nuestra economía necesita un nuevo diseño; hoy es indispensable pensar globalmente para atender retos como el cambio climático, pero actuar localmente. Y para ello necesitamos políticas públicas bien diseñadas y personas en los cargos de administración pública con sólida experiencia y formación.
Se pueden establecer objetivos estratégicos paralelos, por ejemplo: 1. Asegurar la producción sostenible de alimentos localmente; 2. Establecer condiciones que faciliten la implementación y eficiencia de microempresas; 3. Fomentar el consumo de lo local, no solamente de la producción primaria sino de todos los sectores de la economía; 4. Garantizar una mayor y mejor seguridad pública; 5. Innovar el sistema de salud y educación, incorporando elementos cultural y económicamente pertinentes: 6. Innovar en materia de administración pública y ejercer el gobierno con transparencia y rendición de cuentas, combatiendo la impunidad y la corrupción.
¿Difícil de llevar a cabo? Sin duda, pero sería peor tomar decisiones que nos lleven a una recesión y regresar al crecimiento negativo …sin seguridad pública eficaz.
Es cuanto.