No sorprende porque se trata de Carlos Canabal.
El exalcalde interino de Cancún, cabeza visible de la Intelligencia México, usó de carne de cañón a los trabajadores de la concesionaria.
Por cierto, esos mismos trabajadores, que durante años ha estado sin equipamiento ni protección y, sobre todo, sin prestaciones laborales decorosas.
El tabasqueño perdió la concesión de la recolección basura y ahora busca, recuperar lo que se pueda y a cualquier costo, incluso pasando por encima de los cancunenses
Amigo de políticos como Roberto Borge y Félix González Canto, Carlos Canabal y sus representados obtuvieron la concesión para la recolecta de la basura, mediante una argucia legal en el trienio de Remberto Estado, del PVEM, la cual fue ratificada por el Congreso del estado y, por supuesto, contó con el aval político de la “22 de Enero”.
Obvio, el servicio terminó siendo deplorable y no había más que retirarle la concesión.
Finalmente, el actual ayuntamiento, presidido por Mara Lezama, le puso un “hasta aquí” a Canabal y su concesión.
Ducho en el tema de los chicanas legales y los cochupos, Canabal se fue a los juzgados de distritos para defender su negocio.
Y nunca falta un juez de Distrito o una magistrado que le conceda una suspensión y Canabal tuvo también “esa suerte”.
Raro que un Juez otorgue una suspensión en materia de salud pública, pero ocurrió.
Y ayer, Canabal aplicó la segunda parte de su estrategia para presionar a la Comuna.
Mandó a “trabajadores” como carne de cañón.
Poco después del medio día, camiones fétidos fueron enfilados enfrente del Palacio Municipal para bloquear de manera parcial la avenida Tulum.
Claro, que estos “trabajadores” no buscaban llegar a acuerdos, sino “provocar” y, en la medida de lo posible; desestabilizar.
El desenlace fue inevitable. La dispersión de la protestas y el arresto de “trabajadores”, que en todo momento fueron intransigentes.
El tabasqueño, dicen los enterados, más que recuperar la concesión, quiere una muy buena indemización.
Y va con todo.
Lo más raro más, es que ahora Canabal y su sucia concesión tengan adeptos y que ex Edil casi se convierta en mártir.
Pero, son tiempos de políticos y también, como diría el clásico, de canallas.