No, Reyna Durán no se fue esta mañana de Morena.
Se fue de Morena hace algunos meses, cuando se aferró “a costa de lo que sea” a ser presidente de la Junta de Gobierno y Coordinación Política (Jugocopo) del Congreso del estado, lo que le permitiría casi (y se le podría quitar el “casi”) libre acceso al presupuesto del Poder Legislativo.
Para permanecer al frente de la Jugocopo, incluso contra la voluntad de la mayoría de los diputados de Morena, debió de pactar con los rivales de la 4T.
Este pacto, con el conservadurismo local, suena irónico, sobre todo, porque se trata de una militante de Morena, de las y los que se autoetiquetan de “puros” y/o “fundadores” -lo que a trasluz de lo ocurrido en muchos más casos en el Congreso del estado y los ayuntamientos- ya dejó de ser un mérito para convertirse en agravante.
Reyna se sostuvo con los votos “ponderados” del PAN, PRD y PRI, sí los mismos que ahora forman una coalición electoral -en los contextos nacional y local- en contra de Morena y la 4T.
Obvio, los jefes de las bancadas del PAN, PRI y PRD no se mandan solos, sino que, a vez, reciben instrucciones de la “22 de Enero”.
Diría, el clásico, Reyna se volvió. algo así como una prianista “periférica” en su silla de la Jugocopo.
La ex regidora también apostó su carrera política la de Yeidckol Polevnsky, que hace un años parecería indestructible y muy cercana a Andrés Manuel López Obrador.
Hasta se le mencionó como posible candidata a alcaldesa de Cancún. Pero su futuro se disipó en la misma proporción que las perspectivas de Yeidckol, que fue echada de la dirigencia nacional de Morena, al mismo tiempo que el Presidente ya le dio la espalda.
Como ocurre con algunos boxeadores, cuando Reyna perdió el poder -al dejar de ser presidente de la Jugocopo y ya no tener acceso a los recursos del Poder Legislativo- se quedó sin aliados y “amistades”.
Su futuro político se volvió nebuloso, casi oscuro.
Y hoy, rompió formalmente y aunque sea medias con Morena, lo que daña, antes que nada, a este partido, cuando empieza la lucha electoral por los ayuntamientos.
Avanza así, la imagen de que Morena es un partido de conflictos, de ambiciones y de revanchas, y es “como todos los demás” y es “más de lo mismo”
Esta imagen de morenismo local, en estos tiempos electorales, es la que más le conviene es la adversarios de Morena, de la 4T y de las dos versiones de la alianza Juntos Haremos Historia.
Y hoy, Reyna contribuyó en dar esa imagen de luchas fratricidas a Morena y jugó, en consecuencia, para la “22 de Enero”.