La titular de la Secretaría de la Contraloría del Estado (Secoes), Reyna Arceo, con su confusa rueda de prensa sobre la “merma” de 7 mil millones de pesos en el fallido “gobierno del cambio”, estaría echando por tierra uno de los casos más nefastos y vergonzosos de la justicia quintanarroense.
Lo que se entiende de lo dicho por la cancunense es que, durante el gobierno del expanista Carlos Joaquín, no se recuperaron 7 mil millones de pesos en desvíos cometidos por la administración anterior, la del desequilibrado Roberto Borge, quien sigue preso por corrupción (aunque por cargos federales).
Lo dicho por la Contralora causó más confusión que certezas. Muchos interpretaron que, más que desentrañar un acto de tremenda corrupción, se busca proteger a alguien o, de plano, solo generar una cortina de humo.
Fiscalía “alterna”
Durante el mandato de Carlos Joaquín, se montó una especie de fiscalía anticorrupción “alterna” para hacer trajes a la medida a los borgistas indiciados por delitos relacionados con el desvío de recursos públicos. Esta oficina se ubicaba en un ala de la sede de la Fiscalía General del Estado (FGE) de Chetumal y fue “diseñada” por el poblano Eukid Castañón y Juan de la Luz Enríquez Kanfachi, operada por incondicionales de ambos asesores de lujo de Carlos Joaquín, con el visto bueno del entonces fiscal Oscar Montes de Oca, según han revelado afectados.
En esta oficina alterna se ponían precios para no ser indiciados, para recibir condenas cortas o para gozar de prisión domiciliaria. Los montos iban de 20 a 30 millones, según el “sapo”. Por supuesto, estas “fianzas” no iban a la recaudación del Gobierno del Estado.
Los funcionarios borgistas prefirieron pagar y callar. No tenían ninguna oportunidad legal, moral o política.
“Borgismo”
Si bien se trata de funcionarios corruptos del borgismo, la medicina resultó peor que la enfermedad. La corrupción fue atendida con corrupción y definitivamente no cabe aquello de “ladrón que roba a ladrón”.
Carlos Joaquín generó enormes expectativas ante el ejercicio delincuencial del poder por parte de Roberto Borge, que destilaba corrupción por todos lados. Uno de los principales reclamos al primer gobernador de oposición fue hacer justicia. Pero la justicia llegó a medias y a la medida. Algunos, como Juan Pablo Guillermo, se sustrajeron de la justicia, y otros terminaron gozando del beneficio de la prisión domiciliaria, como Mauricio Góngora.
Corrupción
Como tantas promesas incumplidas, Carlos Joaquín se quedó corto en el combate a la corrupción.
De hecho, el autoproclamado gobierno del cambio fue un fiasco y Carlos Joaquín cerró su malogrado gobierno traicionando al PAN y ahora es un asalariado de la 4T como embajador de México en Canadá.