En este proceso electoral, el tabasqueño Rafael Marín ha dejado ser el líder moral de Morena para convertirse en el líder inmoral de ese partido en la entidad.
Muchos asumen a ciegas el liderazgo de “Rafa” Marín, por su cercanía al presidente Andrés Manuel López Obrador.
No sólo suponen que “Rafa” logra generar consensos en la entidad, sino que, sobre todo, que él le habla al oído al Presidente.
Pero, “Rafa”, como líder moral de Morena ha jugado su propio juego, y ha sido el que más le conviene.
La relación de “Rafa” con AMLO es personal, muy personal. Los amigos son los amigos y el Presidente le ha dejado las manos libres a su paisano en Quintana Roo.
Morena surge cuando estaba por terminar la irracional administración de Roberto Borge. “Rafa” fue el primer dirigente estatal del Partido. En realidad, fue un “mansito corderito” frente a los excesos del ex mandatario hoy preso por corrupción.
Pero, no es la única ocasión que “Rafa” no juega a partir de los “principios” y valores de Morena.
Otro dato, relevante, es que Marín ha tenido como aliado incondicional a José Luis Pech, al que hizo candidato a gobernador, delegado y ahora senador.
Por cierto, tanto “Rafa” como el Dr. Pech ha tenido como uno de sus principales referentes a Yensunni Martínez, de la elite de las “fundadores y fundadoras y candidata a diputada federal en 2015, cuando Morena está en ciernes.
Como en el “borgismo”, el tabasqueño Marín también hizo “click” con la 22 de Enero, lo cual se ha reflejado con sus aliados en el Senado, la Cámara de Diputados (federal) y, sobre todo, en el Congreso del estado.
En los comicios de 2018, en plana la de AMLO, como “líder moral” de Morena puso en algunos municipios candidatos muy débiles para dejarle la puerta abierta a la “22 Enero”. Lo que le llaman ganar perdiendo.
Y este “estrategia” es la que “Rafa” Marin quiere repetir en Chetumal.
De arranque, el tabasqueño se ha empeñado a sabotear a Morena en la capital.
Su candidato original fue Laurentino Estrella Chan, con posibilidades muy, pero remotas de triunfo.
Aunque, ante Mario Delgado se vio obligado a ceder en la negociación política . El Partido aceptó nominar a Luis Gamero, del grupo de Marybel Villegas, a la vez “archienemiga” de la “22 de Enero”.
Pero, tras ser acusado de violencia política de género contra, precisamente Yensunni, Gamero fue “bajado” a partir de una serie de interpretaciones legales.
De manera casi paralela, fue impuesta Yensunni como sustituta de Gamero, pero, además, otra mujer, Alejandra del Ángel, quedó como candidata a síndica. Las posiciones 1-2 para un mismo género.
A Yensunni la impuso el actual grupo hegemónico de Morena (fue reforzado con otro tabasqueño, Oscar Cantón Zetina) en el que “Rafa” Martin tiene la última palabra.
Pero, la designación de Yensunni en lo legal y en lo político es un despropósito.
Para acabar pronto: su designación violenta la paridad de género, pero, además, junto el nombramiento de Alejandra del Ángel, la falta es doble.
Pero, también en lo político, Yensunni es impasable. Aún esta fresco el intento de asonada que encabezó contra el entonces alcalde Hernán Pastrana, y en que también salió a relucir el Dr. Pech.
Curiosamente, Laurentino y Yensunni no serían cartas ganadoras para Morena, pero tienen relación muy directa con “Rafa” Marin.
El detalle adicional en el con Yensunni es que ha desatado un nuevo enfrentamiento entre los morenistas del Chetumal y, claro, de todo el estado.
Parecería que “alguien” quiere candidatos perdedores, dividir a Morena y meter al Partido en al desgaste permanente e irreversible.
Y parecería que “alguien” quiere jugar a perder en Chetumal.
Bueno, a ganar perdiendo.
Y en la “22 de Enero”, felices.