Quintana Roo llega a sus 50 años con un radical vuelco en las expectativas políticas, que alentaron su conversión de territorio federal a estado “libre” y “soberano”.
En los antiguos discursos, se exaltaba la definición de autogobierno en la creación del estado de Quintana Roo. Con el tiempo, se insistió en avanzar en la democratización, a la par de su creciente desbordamiento económico y democrático.
Podrían correr ríos de tinta ponderando los logros económicos de Quintana Roo en medio siglo de estado libre y soberano, a partir del fantástico éxito de la actividad turística, con Cancún como su principal estandarte. Sin embargo, en lo político, Quintana Roo tiene un balance más de retrocesos que de avances.
Cuando en 1974 se decretó erigir a Quintana Roo en estado libre y soberano, el PRI dominaba a sus anchas en todo el país, e incluso la oposición ni siquiera existía en el Poder Legislativo. Este dominio absoluto del PRI también se reprodujo en el naciente Quintana Roo, donde todo pasaba por el entonces partido hegemónico.
En las primeras elecciones del estado, el PRI ganaba con porcentajes casi absolutos. Hasta 1978, en la Segunda Legislatura local, aparecieron los dos primeros diputados de oposición; sin embargo, esto ocurrió a partir de la célebre reforma electoral nacional que dio cabida a los partidos ajenos al PRI en los congresos mediante la figura de la representación proporcional.
Diputados de oposición
Los primeros diputados locales de oposición fueron de formaciones políticas como el PPS y el PARM, considerados partidos satélites del PRI. La oposición verdadera llegó hasta la IV Legislatura, con representantes del PAN y el PSUM, antecedente del PRD, pero todavía bajo la figura de representación proporcional.
El primer diputado local de mayoría llegó hasta 1996, es decir, 21 años después de la primera elección local. El panista Antonio Rico ganó uno de los cuatro distritos legislativos del municipio de Benito Juárez.
Cuatro años después, se logró el primer diputado federal de oposición de mayoría. Este hito correspondió a Juan Ignacio García Zalvidea, del PAN. El impulso de la elección presidencial con Vicente Fox como candidato a presidente tuvo un efecto avalancha en Quintana Roo.
También García Zalvidea, pero ahora bajo las siglas del PVEM, tras romper con el PAN, se convirtió en el primer alcalde de oposición en Benito Juárez.
Alternancia
De hecho, Quintana Roo fue el último estado del país en experimentar alternancia en los ayuntamientos. Pasaron 14 años para que el llamado “Estado 30” tuviera su primer gobernador no priista, Carlos Joaquín González, quien había roto con el PRI y fue postulado por el PRD y el PAN. A partir de ese momento, comenzó el imparable declive del PRI en la entidad. Este desfondamiento se precipitó en 2018, con la llegada de Andrés Manuel López Obrador y Morena a la presidencia de México.
Al mismo tiempo, Carlos Joaquín aniquiló al PAN y, de paso, al PRD. En 2022, Morena se consolidó como la primera fuerza política del estado, y en 2024 se convirtió en partido hegemónico, aunque en sociedad con el PVEM. Por cierto, en esta alianza, Jorge Emilio González Martínez “El Niño Verde” es figura protagonista.
En lo político, Quintana Roo celebra su primer medio centenario en condiciones muy similares a las de 1974, con una fuerza dominante.
Carro completo
El 8 de octubre de 2024, Morena (y aliados) tiene, además de la gobernatura, los 11 ayuntamientos y la mayoría calificada del Congreso del estado, con apenas tres diputados de oposición. Conduce el “carro completo” y va para largo.
Una anécdota casi trágico-cómica del 50 aniversario es que la clase política chetumaleña está casi fuera del gabinete estatal. Lo curioso es que un grupo de activistas de la capital fueron los que impulsaron la recuperación del territorio y la conversión en estado.
En sus 50 años, Quintana Roo se encuentra en lo político como al principio. Lejos del autogobierno, democracia y división de poderes.