Una de las herencias del PRI en Quintana Roo es Aguakán.
Mientras el PRI está en proceso de extinción, Aguakán está más vivo que nunca. De hecho, esta concesionaria ha sobrevivido a más cambios de partidos políticos que muchos de los tránsfugas que abundan en el Caribe maya-mexicano.
Aguakán, cuyo nombre oficial es Desarrollos Hidráulicos de Cancún (DHC), nació hace muchos años con el PRI, durante los tiempos del todopoderoso partido.
En 1994, con Mario Villanueva como gobernador, la mayoría priista del Congreso del estado otorgó la concesión de los sistemas de agua potable de Cancún e Isla Mujeres a Aguakán
Esta empresa se expandió bajo otro priista, Roberto Borge, en los últimos años de esplendor del PRI. La mayoría priista de ese entonces amplió la concesión a Playa del Carmen y extendió su vigencia por otros 30 años.
Una dato curioso es que tanto Mario Villanueva y Roberto Borge acabaron el cárcel, e incluso son usados como insignias de la corrupción del PRI.
Rescindir la concesión
En las elecciones generales locales de 2016, Aguakán se convirtió en tema de campaña. El clamor era rescindir la concesión.
En esos comicios, llegó el “cambio” a la entidad caribeña y comenzó el declive del PRI en Quintana Roo. Se impuso la coalición PAN-PRD y se formó una nueva mayoría en el Congreso del estado, pero Aguakán sobrevivió a esta primera alternancia.
A mediados del sexenio de Carlos Joaquín, la alianza PAN-PRD perdió fuerza y comenzó la “transformación” despegó Quintana Roo.
En los comicios de 2019 surgió una nueva mayoría en el Congreso del estado con Morena-PVEM-PT.
Partido de 4.8%
La alianza cuatroteísta se siguió fortaleciendo y obtuvo la mayoría calificada en 2022, la cual confirmó en 2024.
En contraste el PRI hoy por hoy es un partido de 4.8 por ciento, con una sola diputación local, pero Aguakán está más fuerte que nunca.
DHC-Aguakán se mantiene como un emblema imbatible del PRI.