Van 20 días, casi tres semanas del inicio de las campañas de las candidaturas a senadores y diputados federales, y estamos ante un ejercicio aburrido, acortando y casi intrascendente.
Salvo al gazapo de los candidatos a senadores de Morena de ir vestidos o disfrazados de jaraneros a la Zona Maya, las campañas han sido prácticamente intercadente o el morbo de la posible sustitución de Humberto Aldana como candidato a diputado federal de los guindas.
Se repiten los viejos esquemas de candidatos caminando por las calles con porristas, selfies en redes sociales y propuestas rebuscadas.
Y ha habido casos más decepcionantes que otros, como el del abanderado de Movimiento Ciudadano, Roberto Palazuelos, que se decía iba a ser un personaje “disruptor” y terminó siendo más de lo mismo.
Tampoco se ve el interés de los candidatos por debatir entre ellos. Es extraño, porque quieren ser parlamentarios, pero no quieran contrastar sus propuestas y trayectorias.
La apuesta del Morena y el PRIAN parece ser que sus candidatos presidenciales los arrastren y llegar hasta donde las inercia los lleve. En tanto, el candidato de MC no parece tener ni estrategia.
Como van las cosas, Quintana Roo tendrá senadores y diputados federales de carambola.