VASCONCELOS USA EL MURALISMO PARA FINES POPULISTAS
✓ Legitimar la transición del caudillismo al presidencialismo autoritario.
✓ La narrativa plástica era “demagogia”.
✓ Democracia administrada autoritariamente, no había otra forma de entender el poder : Arnaldo Córdova.
Por Manuel Enríquez
V Parte
Con la inauguración del Muralismo como corriente artística en nuestro país -cuyo esplendor duró por lo menos dos décadas, desde 1921-, José Vasconcelos da los primeros pasos hacia el
“populismo”* cómo instrumento, entre otros, de manipulación en la transición que vivía México del caudillismo al presidencialismo autoritario.
El espíritu democrático de Madero -esencia de la lucha por la democracia- se fue perdiendo en ese laberinto del sistema político mexicano al pasar de las tomas del poder por la vía armada, a la era del caudillo y luego a la del autoritarismo presidencial.
Pero se necesitaba legitimar a quienes lo ostentaban -como ocurrió Obregón y también con Plutarco Elías Calles -quien aprovechó el asesinato de Obregón- para iniciar la era de las
instituciones autoritarias comenzando por la presidencia.
Y con el Muralismo que Vasconcelos inició -con la anuencia de Obregón quien lo designó titular de la SEP- se estableció ese “vínculo social” del que habla Enrique Krauze al reseñar el populismo en México.
Vínculo social para legitimar al caudillo, para legitimar al más eficiente sistema autoritario construido en Latinoamérica hasta el siglo XXI y que encontró su base en el Partido Nacional Revolucionario (PNR) -mismo que después se convirtió en PRM y luego en el PRI-.
El Muralismo, pensado como arte público, de acercamiento a las masas, al público en general y no de museos o de lugares cerrados como galerías o salones de coleccionistas privados, tuvo como objetivo destacar las mejores luchas y causas del pueblo de México: en defensa de su soberanía, de sus derechos, de los valores nacionales, de la justicia y de la democracia.
El problema es que una cosa era el discurso -incluyendo la narrativa muralista- y otra la acción. El laberinto por el que México transitó solitario en su búsqueda de la democracia, desde que
Álvaro Obregón asumió la presidencia de la República -como último que llegó a ese cargo por la vía militar-, fue para legitimar al caudillo que construía el nuevo Estado de la Revolución.
Arnaldo Córdova define esa etapa de la siguiente manera:
“El concepto que Obregón tenía de ésta (de la democracia) era el de una democracia administrada autoritariamente, desde la cúpula del poder…”**
Y es precisamente ahí donde está la contradicción, la traición al pueblo de México que esperaba verdadera democracia -de abajo hacia arriba y no al revés- y justicia, no caudillismo. Muchos no tenía idea de que ya se estaba formando al país de las instituciones autoritariamente administradas.
El discurso del muralismo fue en el sentido que esperaba el pueblo de México.
Con Obregón se pasó del caudillismo al presidencialismo autoritario con Elías Calles.
Will Fowler dice que el caudillo se caracteriza también por su capacidad de “….manipulación de partidos políticos…, facciones, clases, o individuos con influencia y cierta indefinición ideológica”.
Y Obregón fue un caudillo y Vasconcelos utilizó el Muralismo para darle legitimidad. y lo mismo hicieron los sucesivos presidentes de México.
Consumada la lucha revolucionaria, Vasconcelos crea la Secretaría de Educación Pública (SEP) y desde ahí tuvo la visión de abrir brecha y dar los primeros pasos hacia la institucionalización de la educación, de la cultura y del arte. Fue el precursor del muralismo populista.
De esa forma coadyuva a la legitimación de los gobiernos posrevolucionarios e inicia el camino hacia la pacificación de nuestro país.
Una de sus ideas fue la de acercar la educación, el arte y la cultural a los mexicanos.
En ese sentido el muralismo en el arte para Vasconcelos fue el medio más idóneo a fin de establecer un “vínculo” entre la sociedad-pueblo y el gobierno posrevolucionario.
De esa forma establece uno de los principales fundamentos de esa corriente artística en México para esa época: el fin social.
Ese fin social en la pintura de gran formato era de espíritu revolucionario, socialista,
independiente y nacionalista, pero en la acción se tomaban decisiones hacia el autoritarismo
Lázaro Cárdenas habría Sido la excepción salvó por la última decisión relevante que tomó siendo presidente de México: el haber apoyado al derechista Manuel Ávila Camacho para que llegara a la presidencia de la República, en vez de haberse inclinado por Francisco Mújica
Octavio Paz no plantea el populismo como estrategia inaugurada por Álvaro Obregón, vía Vasconcelos, pero sí lo dice de otra manera:
“El gobierno mexicano ha hecho del Muralismo un culto nacional…La máscara del Estado mexicano ha sido la del nacionalismo populista y progresista”.***
Muchos pintores hacían murales por la paga, por la necesidad económica que tenían para subsistir. Por eso aceptaban lineamientos, directrices, traslados a otros estados, castigos y hasta destrucción de sus obras.
Pero no dejaban de estar en desacuerdo con los condicionamientos técnicos, logísticos, estilísticos, políticos e ideológicos. Varios hacían murales pero a la vez participaban en
movimientos artísticos contemporáneos para romper con los condicionamientos del MURALISMO. LA RENELDÍA DE LOS GRANDES
Diego Rivera lo confirmó así:
“La pintura muralista mexicana, debido a la poca y defectuosa preparación ideológica de los pintores, en algunos casos sirvió más a los intereses demagógicos del gobierno de México que a los intereses de clase de los obreros y los campesinos de México”
La cita es de Alm Barbosa Sánchez, experta en historia del arte. Y lo reafirma incluyendo a Siqueiros:
Siqueiros y Rivera, desde 1935 “…advirtieron que la política gubernamental utilizaba demagógicamente el Muralismo…”
( Cabe preguntarse ¿por qué esos artistas no lo advirtieron antes cuando eran los favorecidos por los gobiernos en turno?)
Aunque sojuzgadas, muchos artistas aguantaron las imposiciones, muchos se sometieron pero también muchos se mantuvieron firmes durante décadas hasta que vino el cambio en el mundo de las artes plásticas en nuestro país.
Desde que el MURALISMO se implantó cómo corriente artística dominante en México, hubo una
intensa lucha interna y externa entre los que estaban a favor de ésta y los que empujaban por abrir el arte nacional a las corrientes contemporáneas del arte en el mundo pero específicamente del arte europeo que estaba en auge fundamentalmente en París.
*El populismo es una adulteración de la democracia. Lo que el populista busca -al menos esa ha sido la experiencia latinoamericana- es establecer un vínculo directo con el pueblo, por encima, al margen o en contra de las instituciones, las libertades y las leyes. La iniciativa no parte del pueblo sino del líder carismático que define a “el pueblo” como una amalgama social opuesta al “no pueblo”. El líder es el agente primordial del populismo. (Enrique Krauze, Letras Libres, 16 de abril 2012.).
** “Gobernantes Mexicanos”, Will Fowler, Fondo de Cultura Ecobómica
***(Cita de Alma Barbosa Sánchez en su libro “El poder de Consagración en el campo del arte mexicano. 1922-1966”, UAM, p. 72, 73).