Si de algo adolece Quintana Roo es la profunda división social entre el norte y el sur. Quizá la distancia de casi 400 kilómetros entre Cancún y Chetumal se ha convertido en un muy profundo foso para una entidad cuya principal característica social es que la mayoría de sus habitantes son inmigrantes, e incluso esta particularidad define a sus regiones.
Los festejos del 50 aniversario de la creación del estado se concentraron en Chetumal, mientras que en el resto de la entidad, comenzando por Cancún, el asunto ha pasado “de noche”.
Desde hace mucho, se ha planteado la urgencia de unir el norte y el sur de Quintana Roo. De hecho, hasta se ha llegado a planear una rivalidad entre ambos polos.
El motivo principal de esta rivalidad sería el constante desarrollo económico. Sigue habiendo un norte rico, cada vez más rico, y un sur “pobre”, que aún no reencuentra una vocación política, con todo y el “éxito” de Bacalar. En lo político, el marinismo enfrenta problemas en el sur del estado, mientras que en el norte es una auténtica aplanadora.
De hecho, se da por hecho que Morena perdió la presencia municipal de Othón P. Blanco (Chetumal) y en Felipe Carrillo Puerto, el corazón de Quintana Roo, el partido guinda tuvo una victoria con sabor a derrota.
Se podría establecer que los festejos se centralizaron en Chetumal, ante la necesidad de revitalizar al partido guinda en la capital.
Pero, por lo pronto, ya no se puede seguir posponiendo la integración entre el sur y el norte de Quintana Roo.